Me acaricia su voz.
Ronca y cortada. Profunda y entregada. Me susurra en el oído. Cosas que carecen de sentido. Subidón de adrenalina. Pulsaciones desenfrenadas. Repaso de una vida. En la cama, abrazadas. Giro mi cabeza. Hallo tu cara. Rozo tu rostro. Suspiras desde el alma. Pensando en nuestro querido agosto. Beso tu frente. Sin querer que esto acabe. Despierta el día. Duerme, niña. Duerme tranquila. - La Violet.
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Saludos en la lejanía.
Miradas que entre cabezas se sonreían. Notar su mirada en tu nuca. Sentir su mano en tu costado. Cuando pasa a tu lado. Una palabra que hace que todo cambie. Que tu destino cambie. Que tu quieras cambiarlo. Una sonrisa que no se borra de tu cara. Ni de tu mente. Un perfil misterioso, que llama tu atención. Resulta ser ella. Una invitación poco usual. Digna de una artista. Personalidad arrolladora. Inteligencia deslumbrante. Vocabulario abrumador. Ella, tiene nombre y apellidos. Color de ojos y tono de piel. Ella tiene algo en la mirada. Que aún no sé qué es. El tiempo pasa, los mensajes vuelan. Los minutos también. Las invitaciones se escapan entre los dedos. En un teclado. Proposiciones que te dejan sin aire, que te dejan sin palabras. Recomendaciones a altas horas de la madrugadas. Libros pendientes. Miradas pendientes. Caricias pendientes. Dura vida. Problemas oscuros. Vivos absurdos. - La Violet. Gritamos desde las gradas en un partido.
Gritamos a la cara durante una discusión. Gritamos en la oreja durante un orgasmo. Gritamos para celebrar alguna ocasión. Gritamos para liberar endorfina. Para despejarnos y liberar tensión. Gritamos cuando nos enfadamos. Queriendo llevar, ante todo, la razón. Pero después de la tormenta siempre llega la calma. Nos quedamos roncos. Nos quedamos sin recursos. Nos quedamos sin aire. Nos quedamos sin celebración. Las endorfinas se agotan. Nos despejamos y ya nada sirve. Se calma la conversación´on. Nos dan la razón. Y vuelan miradas. Vuelan sentimientos con mensajes contradictorios. Las miradas se funden un acto seguido, los cuerpos se unen. Abrazos, caricias y besos. - La Violet. Dicen, que los poetas estamos muertos.
Que no sabemos hacer más que escribir, leer y dialogar con nosotros mismos. Hay algo que quiero que sepan queridos amigos: Tienen toda la razón del mundo. Todas las mañanas establezco una conversación infinita con la soledad. Le cuento mis planes de futuro, mi agenda diaria, lo que voy a comer, y si lo sé, lo que voy a cenar. La soledad es una tipa maja. Es muy sabia, y está empeñada en conocerme a fondo. A veces, no sé que decirle, nos quedamos sin tema de conversación. Pero el silencio que queda entre ambas, no es para nada incómodo. Es ya una vieja amiga. Podemos charlar durante horas, días o incluso una semana entera. Disfrutamos de la compañía, la una de la otra. He aprendido muchas cosas de ella, y aunque lo niegue, ella de mi. Como por ejemplo; que es mejor tener pocos amigos verdaderos que muchos que sólo te utilicen. Como por ejemplo, que esta bien que te echen de menos, y así dar tiempo a que tú también añores a alguien. Vivimos tiempos en los que ser solitario es raro. Y la soledad se está quedando sin amigos. Solamente recurrimos a ella cuando dormimos, nos lavamos o viajamos. Cuando nuestra ajetreada agenda nos permite reflexionar. Cuando la gente nos termina de dejar en paz. Y la soledad, por ella misma, se ha dado cuenta de que, cómo he dicho antes, es mejor tener pocos amigos que muchos, y que te utilicen. Y nuestra querida, añorada y necesitada amiga se está cansando, de tanta hipocresía. Pasar tiempo a solas no es malo. Estar solo no es malo. Lo malo, es pensar que estando acompañado no nos sentiremos solos. - La Violet. ¿Qué quedaría en nuestra pobre y vacía ida,
si desapareciera el amor? Responde si tienes agallas, granuja embaucador. No hay respuesta certera. No la sabrás. Ni la sabré. No la sabremos. Por que el amor, jamás desaparecerá. Me opongo a ello. Me pondré. Lucharé. Derribaré muros. Océanos nadaré. Si al hacerlo logro salvar, el último resquicio de amor de la humanidad. Fuimos humanos, en algún momento de nuestra existencia. Ese tiempo desapareció. Ese tiempo se evaporó. Hipocresía. Religión. Hambre. Miseria. Orgías. Asesinatos. Locura. Ambición. Ya no existe el amor. El humano se lo cargó. Nos tienen engañados, cogidos por los cojones. El amor ya no tiene guerreros, que quieran luchar por sus honores. Dicen, que el amor está muerto. Yo no quiero vivir en un mundo sin él. Hazme el favor, mi amor, y mátame. - La Violet. Dejadme que os cuente una historia.
Érase una vez, una niña que aprender a saltar quería. No a saltar a la cuerda, no. A saltar. Saltar hasta tocar las nubes. Sinónimo de volar. Quería hacerlo para poder escapar. Volar alto y marcharse, de un mundo donde no la quería nadie. Un día, después de entrenar. La niña, por fin, consiguió volar. Sus padres no se alegraron, pues la perderían. Pero no se daban cuenta, de que eso, era lo que su niña más quería. Voló y voló, y los mil mares cruzó. El tiempo pasó y sin energía se quedó. Sola y sin comida la niña se encontraba. Un abrazo de sus papás quería, pero ellos no estaban. Despertaba mirando al horizonte, deseando ya llegar a la costa. Pero la niña nunca llegaba. La tierra no divisaba. Años pasaron, sin darse cuenta. Cuando la niña consiguió llegar, sus padres ya no la esperaban. La niña, se llevo las manos a la cara. Y ahí se dio cuenta del tiempo que había pasado. Miró su piel arrugada, por el paso del tiempo. Por el paso de los años. Sus padres no estaban, y eso que la había esperado. Pero ciega por la ambición, la niña, había volado. - La Violet. Mi inspiración.
Algo imposible que se escapa entre mis dedos, como la arena o el tiempo. Mi lucha. Frente al espejo, en la noche, por mi cabeza frecuentan dudas. Me apuñalan. Normalmente por la espalda. Me quitan el sueño, esperando que las combata. Pero no tengo fuerzas, ya no. Se acabó. Son fuerzas mayores a mi. Son movimientos que se escapan de mis manos. Quiero dejar de sufrir. Liberar mi mente y viajar por el espacio. Inspirarme y liberarme, huir de lo mundano. Mi inspiración. Algo imposible que se marcha, se marcha sin decir adiós. - La Violet. Psicópata decían.
Por quererte, por no dejarte ir. Por echarte de menos, en las noches, en los días. Por costarte vivir. Psicópata decían, por no olvidarte, por no querer. Cuanto las horas y días que pasan sin que tu estés a mi lado, junto a mi. Recuerdo las miradas, cada una de ellas. Como si fueras a venir. Poniéndome nerviosa, solamente pensando en tu presencia. Solamente pensando en que podrías venir a mi. Psicópata decían. Por quererte, por no dejarte ir. - La Violet El río, aunque se le desvíe de su cauce.
Siempre acaba volviendo a su lugar. Es lo que me pasa a mi contigo. Por mucho que el tiempo pase. Por mucha distancia que haya entre nosotras. Siempre volveré a ti. Yo soy el río, tu eres el cauce por el que debo ir. Tú eres la corriente que me mantiene viva. Sin importar el tiempo que pase. O los mendavales que nos azoten. Soy como el río siempre volveré a ti. Mucho recuerdos en los que refugiarme. Noches en las que deseo que lo sueños sean reales. Para poder tener y abrazarte. Ya no sé separa la imaginación de la realidad. ¿Me estaré enamorando de nuevo, de un recuerdo? ¿Me estaré obsesionando con algo que jamás volverá? Yo soy el río, tu eres el cauce por el debo ir. Tu eres la corriente que me mantiene viva. Sin importar el tiempo que pasem o los mendavales que nos azoten. Soy como el río, siempre volveré a ti. A ti. - La Violet ¿Sabes que hay muchas probabilidades de encontrar el amor de tu vida a los 16 años?
No pasa nada si lo haces a los 17. Pienso en los momentos que pasábamos juntas. Y me dan ganas de tirar mi orgullo. Me dan ganas de escapar de todo esto. Me dan ganas de decirte que te quiero. Pero tengo que ser fuerte, y no sé por qué. No tengo nada que perder. Sólo quiero decirte. Extraño tu tacto y tus pelos en el baño. Extraño tu olor y el sabor de tus cicatrices. Extraño tus pies fríos y el tacto de tus labios. Te extraño a ti. Esas tardes en el sofá, abrazadas, bebiendo café. El calor que emanabas completaba mi corazón. El sonido de tu risa, la cual aún escucho en mis sueños ¿Eres tú? ¿Es para mí? Me dan ganas de tirar mi orgullo. Me dan ganas de escapar de todo esto. Me dan ganas de decirte que te quiero. Pero tengo que ser fuerte, y no sé por qué. No tengo nada que perder. Quiero que estés aquí. Para tí. - La Violet. |
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August 2017
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